
En tal fecha como hoy, 3 de mayo, tocaría celebrar por parte de la colonia de plumillas el Día Mundial de la Libertad de Prensa.
La realidad es que hay muy poca cosa que celebrar. La nuestra sigue siendo una profesión de riesgo, eso está asumido. No se trata, por tanto, de un mayor déficit en la libertad del sagrado ritual de contar un sucedido.
Vamos, que ya está metabolizado que te la juegas cuando toca cubrir un conflicto, guerra o similar, o cuando el tema va de hacer un reportaje-artículo de mafias, maras, delincuencia organizada, bandas terroristas y demás fauna del mal.
Aquí en territorio nacional, la historia va de que en los tiempos de la UCD, transición española, había más libertad de prensa que ahora.
Dicen los viejos del lugar, los del whisky en la redacción y el humo del tabaco por el techo, que los políticos no presionaban a los periodistas. Y no había tantos filtros a la hora de hacer fotografías. Se daba un respeto porque se consideraba la información como un pilar de la democracia.
Es ya un dicho socorrido, que el día que alguien se enteró que la comunicación era un negocio, la libertad de prensa-información, se fue por el sumidero. Por tanto, pronto comenzaron las llamadas de teléfono por parte de los políticos a los editores, el objetivo había cambiado. Ya informar no era importante, lo relevante es fastidiar al enemigo con mis herramientas en los medios.
El tema es gobernar, mandar e influir . La ecuación es muy sencilla. Grandes empresarios desembarcaron en los medios, TV privadas, grupos editoriales, etc. Todos ellos con objetivos claros, ganar dinero y capacidad de influencia.
Algunos medios se apuntaban tantos de tumbar gobiernos y eso daba mucho pedigrí a la hora de negociar con el enemigo político beneficiado de dicha caída.
Las alianzas con los partidos políticos era evidentes y se relacionaban los medios con partidos. Este es del PP y este y este sociatas. Y los medios que viven de la publicidad pues eso, necesitan publicidad, y esa está en tanto en el sector privado como en el público.
¿Que editor va a investigar a una empresa que se gasta millones en su medio?. Fácil respuesta. Para emborronar más la cuestión llegaron los digitales; oh ahora si que vamos a tener libertad!!! Ya, y dos huevos duros. Brotan y brotan.
Lo más recomendable hace 15 años era lanzar un medio digital en la capital del reino . Este tipo de prensa nace con la bendición de que se podía ser más agresivo –menos riguroso a la contar de acometer y burlar la realidad.
Pero, siempre hay un pero… los digitales vivían y viven de los anuncios, claro salían a la luz cada poco, era un parto continuo. El digital Pascual , El confite, La Patria , La turuta.. etc y todos repletos de publicidad de las empresa más importante del Ibex o bañados en publicidad institucional.
Resultado: Prensa de bloques, poco rigor, medias verdades, medias mentiras, no se sí hay alguna diferencia.
Hoy quedan algunos ejemplos de buen hacer periodístico, no todo van a ser despropósitos. Siempre hay referentes socorridos como la BBC, la cual gozó de ciertos márgenes de libertad y respeto.
Yo considero que la solución o el camino es descabalgar a los magnates de los grandes grupos mediáticos e ir a que sean fundaciones las que gestionen medios de comunicación.
Eso sí hay que tener cuidado con quien se cuela en los patronatos.
Soy un ingenuo.
Saludos.
En conclusión, yo hoy no voy a celebrar nada.